Un tercio de los alimentos que se producen en el mundo se desperdician, aunque más de 800 millones de personas sufran de hambre. Ecuador no es la excepción a esta realidad.
En ese contexto, con la visión de erradicar el hambre entre las personas de extrema pobreza, se han creado los Bancos de Alimentos que brindan una alternativa de “no desperdicio” a quienes producen y distribuyen alimentos.
El Banco de Alimentos de Quito es uno de lo que cuatro que hay en el país y nació como una iniciativa de la Escuela Politécnica Nacional (EPN). Con 14 años de operación, esta institución ha recuperado más de 1.500 toneladas de alimentos. Actualmente, los distribuye entre grupos vulnerables que pertenecen a 63 instituciones y 485 familias de recursos muy limitados, atendiendo a un total de 6.619 beneficiarios.
En promedio, este banco recibe mensualmente un 82% de alimento perecible (verduras, hortalizas, legumbres y frutas) y alrededor del 18% de alimento no perecible en corto plazo (fideos, harinas, enlatados y conservas, granos secos, entre otros). De estos, la mayor necesidad para mejorar el nivel nutricional de los beneficiarios radica en los no perecibles, a más de otros alimentos con alto contenido de proteína.
Erradicar el hambre no es una tarea fácil. Para lograrlo, es necesaria “la solidaridad comprometida de productores, distribuidores de alimentos y consumidores, interesados en las necesidades de los que menos tienen y conscientes de que a través de sus donaciones se puede solucionar, al menos en parte, el problema de hambre en nuestra ciudad”, señala Alicia del Carmen Guevara, Directora del Banco de Alimentos de Quito.
En los Bancos de Alimentos nada se desperdicia. Gracias al trabajo voluntario de profesores y estudiantes de la EPN, los productos donados que no pueden ser aprovechados directamente, pasan a distintos procesos para no ser desperdiciados. Entre los alimentos procesados que se elaboran están:
- Pulpas de frutas, mermeladas y concentrados, preparados a partir de frutas muy maduras o parcialmente afectadas.
- Galletas fortificadas con proteínas de soya, para aprovechar proteína texturizada de soya recibida como donación.
- Rosquillas elaboradas con fécula de yuca recibida como donación.
- Harina de huevo, elaborada a partir de huevos que no cumplen condiciones de tamaño o que tienen golpes ligeros y que normalmente son desechados.
“El hambre en el Ecuador no se debe a la falta de alimentos sino a una distribución incorrecta de los mismos, siendo un compromiso de todos cambiar esta realidad”, añade Guevara.
Si quiere ser voluntario personal o empresarial de esta causa, contactarse a: 0999356584 / 0984805966 / info@bancodealimentosquito.com